Sector Editorial: 2050 a.C.
Desde hace ya muchos años que venimos escuchando cómo el proceso digitalizador iba a permitir la reducción de costes, el aumento de la competitividad, y la connivencia con el medioambiente; yo mismo, en mis experimentos bloggeros del 2005 inicié una bitácora denominada ‘The Paperless Office”, proyecto que terminé cerrando por no sentirme bien conmigo mismo al recabar información que indicaba que la digitalización estaba siendo mal entendida y que el consumo de papel iba en aumento, así como el uso de tinta y, además, por medios de impresión menos eficientes a los industriales. Sin embargo, como una piedra no hace camino, la conversación se mantuvo, hasta llegar a una situación en la que el sector editorial (incluyendo prensa) han empezado a sufrir en sus carnes el proceso de digitalización…, por no haberlo integrado como parte estratégica de sus negocios y haber permitido que alguien totalmente ajeno comience a plantear el temor a una desintermediación brutal en la cadena de valor editorial (estamos hablando de Google, sí). ¿No habeis imaginado una Google Editorial, al estilo Lulu.com o la española Bubok?. No creo que sea tan descabellado; y Amazon, tal vez le siga a la zaga.
De todos modos, no es el tema que a efectos de eXp (recordemos que este es el blog de nuestro proyecto Educativo/Empresarial) nos interesa, al menos de momento. Estoy más interesado en el ‘pricing’; la fijación de precios es todo un arte y, como tal, precisa de la mano de un artista. Yo, por el momento, me conformaré con ofreceros unas elucubraciones técnicas, dejando de lado las pinceladas que convertirán el retrato de una acomodada señora en la Gioconda.
Centrémonos en el ejemplo de un libro. Cuando observamos los precios de un libro en papel, y lo comparamos con el precio de su homólogo electrónico, la diferencia suele ser importante, y generalmente es achacada a los costes de impresión. ¿Qué hay de los costes de promoción?, ¿no son idénticos para ambas versiones?; otra cuestión, si tanto nos preocupa la piratería, ¿no es una copia electrónica más fácilmente distribuíble fuera del circuito legal? (suponemos quebrantamiento de licencia/copyright, sea cual fuere). Es más, ¿no ofrecerá en algunos casos, bien sea, individuales, por grupos, tipos de publicación, formatos, o países, la versión electrónica mayor valor al consumidor, y por lo tanto hemos renunciado a aplicar una discriminación de precios y una extracción del excedente del consumidor hacia nuestro beneficio (autor, editor, y/o ambos)?. Finalmente, si tanto nos preocupa el medioambiente, ¿cuánto estaríamos dispuestos a pagar de más por una versión con una huella ecológica menor? (recordemos que no sólo es papel lo que hay que considerar, también la tinta, la energía consumida en el proceso, y los residuos; como contrapunto, producir un lector de e-books también tendrá su huella, así como el centro de datos en el que se aloje y distribuya nuestra copia electrónica).
Luego, en el 2050 d.C., ¿por qué no venderemos las versiones electrónicas a un precio mayor que las versiones en papel?.